Para Dulce, esta amarga calavera:
A Dulce la fue a buscar la calaca:
“vengo por ti, pues te tengo agendada”.
La hembra le replicó con alharaca,
y usó su labia; ¡al cabo abogada!
“¡Ya, pues!, dime ¿cuándo quieres que te toque”.
La licenciada, regresó al sosiego,
deliberando aliviada pues, el troque:
“Pues por mí de vieja, ven en sesenta…
mas sufriré enferma, ¡en veinte espero!…
¡no veré a mis nietos, ¿qué tal cuarenta?,
¡mejor en treinta!, ¿y si desespero?...”
La huesuda, agobiada, vio el titubeo,
indispuesta a tolerar más la situación,
con guadaña, cortó ‘e tajo. Gorgoteo.
Y recordó así ¡nunca más dar ocasión!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario